San Pedro de Alcántara

por | Oct 19, 2017 | Espiritualidad Franciscana, Lecturas recomendadas

Hoy, 19 de octubre, celebramos a san Pedro de Alcántara. Nació en Alcántara (Cáceres) en 1499 y murió en Arenas de San Pedro (Ávila) en 1562 y compartió con santa Teresa de Jesús el desafío y las pasiones vitales de aquel momento histórico. Y es la propia Santa quien, tres años después de su muerte, nos regala una certera descripción de su persona:
“Era tan extrema su flaqueza, que no parecía sino hecho de raíces de árboles. Durante cuarenta años no dedicó Pedro al sueño más de hora y media al día, su comida era escasísima, su pobreza extremosa. Con toda esta santidad era muy afable, aunque de pocas palabras, si no s ele preguntaba. En estas era muy sabroso, porque tenía lindo entendimiento. Tenía en la oración grandes arrobamientos e ímpetus de amor de Dios, de los que yo una vez fui testigo. Me tuvo grande compasión. Vi que me entendía por experiencia y él me dio grandísima luz en todo. Guardó la primera regla del bienaventurado san Francisco con todo rigor”.

Contemporáneo y conciudadano de los conquistadores de América, comparte con ellos un temple capaz de lo heroico sin límites, pero no en la conquista de oro y honor, sino en la entrega apasionada al seguimiento de Cristo. A los 16 años se incorpora a la Orden Franciscana, que se agita en aquella época en fuertes tensiones internas buscando la mejor fidelidad. Él las experimenta intensamente cambiando incluso de grupo institucional, o siendo su superior; pero siempre con sus ojos fijos en Jesucristo y en Francisco, con el don de una fidelidad sin concesiones.

En el siglo de los más profundos místicos, dedica sus mejores energías a la contemplación y experiencia de la comunión con Dios. Se convierte en maestro espiritual para otros, orientándolos en la oración y meditación. Su mensaje de entonces resuena también hoy: el absoluto es Dios. Dios lo es todo, Dios lo merece todo. Es posible, es deseable la contemplación y la experiencia personal de Dios, es decir, la mística, como don precioso de un Dios que se nos quiere comunicar.

Pedro de Alcántara es profeta de lo esencial, aunque su vida pueda resultarnos hoy en día un poco estridente. El éxito de la vida humana pasa por encararse con Dios y con uno mismo.

“Si quieres sufrir con paciencia las adversidades y miserias de esta vida, seas hombre de oración; si quieres vivir alegremente y caminar con suavidad por el camino de la conversión y del trabajo, seas hombre de oración; si quieres fortalecer y confirmar tu corazón en el camino de Dios, seas hombre de oración. Si quieres desarraigar de tu ánima todos los vicios y plantar en su lugar las virtudes, seas hombre de oración. Porque en ella se recibe la unción y gracia del Espíritu Santo, la cual enseña todas las cosas”. (Tratado de la oración y meditación, cap. I)

Bibliografía: Caminando con Francisco,  Autores Varios
Ediciones Franciscanas Arantzazu

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