Francisco: el pobre de Asís

Han pasado algunos siglos desde que el hermano Maseo le preguntara insistentemente al hermano Francisco:

“¿Por qué a ti? ¿Por qué a ti? ¿Por qué a ti?”(Cf. Flor. 10).

Hoy la pregunta sigue viva. Continuamos preguntando, no sin extrañeza y emoción, por qué el hermano Francisco, “el pobre de Asís”, sigue convocando, seduciendo, arrastrando.
No es fácil dar con una respuesta certera; pero adivinamos que en Francisco se encuentra lo mejor de nosotros mismos, lo mejor de la vida, lo mejor de Dios y de Jesucristo.  En Francisco se encuentra lo mejor de la Iglesia, lo mejor de los hermanos y lo mejor también de la creación. El “pobre de Asís” fue y sigue siendo una especie de espejo donde nuestras preguntas se vuelven respuesta, donde nuestros deseos más nobles toman cuerpo y carne, y donde nuestras utopías alcanzan verdad y realismo. Ignacio Larrañaga nos ofrece estas sencillas reflexiones que nos van conduciendo por el camino de la vida de Francisco de Asís. Quiere mostrarnos cómo se fue internando en las regiones insondables de Dios sin guías, sin apoyo, sin luz; cómo llegó a sentir el vértigo de Dios, mezcla de fascinación y asombro; cómo dejando a un lado las reglas del sentido común dio el gran salto en el vacío abandonándose en el absolutamente Otro.