Francisco de Asís: el hombre del abrazo
Francisco de Asís es el “hombre del abrazo”: abrazó a Cristo, abrazó al leproso, abrazó al lobo, abrazó al sultán, abrazó a toda la creación, abrazó a sus hermanos y a sí mismo.
Suzanne Giuseppi-Testut, en su libro Francisco de Asís profeta de lo extremo, dice que Francisco es, por dentro y por fuera, “fraternidad”. Celebrar a Francisco de Asís es acoger la invitación que nos hace: ser hombres y mujeres del abrazo, ser nosotros también, por dentro y por fuera, fraternidad.
No se trata de hacer cosas extraordinarias. Se trata simplemente de escuchar con el corazón, de dirigir una mirada o un gesto de ternura, de ofrecer una sonrisa o una palabra de vida, de preocuparnos realmente del que está a nuestro lado. Empecemos por lo cotidiano, por lo más y los más cercanos; por “nuestro leproso”, “nuestro lobo”, “nuestro sultán”… Todos tenemos uno o más de uno. Ahí donde el roce a veces nos duele; donde la convivencia se hace difícil; donde el abrazo no siempre nos brota sin dificultad; donde la diferencia nos hace construir barreras y nos impide descubrir al otro en su verdad. Abrazar para vencer nuestros miedos, dudas, resistencias. Abrazar con sencillez, con ternura, con simplicidad. Y también, cómo no, dejarnos abrazar, con humildad, por Dios y por los otros.
Cada vez que abrimos nuestros brazos para acoger y abrazar, de la misma forma en que Dios nos ha acogido y abrazado en Cristo Jesús, estamos siendo fraternidad. Y si algo necesita urgentemente nuestro mundo es fraternidad, una fraternidad al estilo de Francisco de Asís, que no es otro estilo que el de Dios trinidad.
¡Sé fraternidad, seamos fraternidad!