“El Señor me dio hermanos”
Reflexionamos con Javier Garrido y su libro “Mirada de hermano”.
En el capítulo “Don y vocación”, nos presenta como punto de partida este texto del Testamento de Francisco:
“Y después que el Señor me dio hermanos, nadie me mostraba qué debía hacer, pero el mismo Altísimo me reveló que debía vivir según la forma del santo Evangelio…” (Testamento, 14).
Parece una expresión de pasada: “El Señor me dio hermanos”. ¡Qué carga de experiencia y contenido para definir la vocación.
Francisco ya no podrá separar nunca el seguimiento de Jesús y la llamada a ser hermano. (…) Así nace la fraternidad franciscana: por don del Señor a ser hermanos. (…) Aquí comienza la vocación, en percibir al otro como don. Palabra bonita, si no fuese terrible.
Lo que al principio percibes desde la alegría de la vida recién estrenada, ha de tomar cuerpo y ser verdad de existencia. Porque el otro es distinto de mí, y amarse en la diferencia siempre es señal de madurez humana y espiritual. Porque los conflictos de convivencia, por mil motivos, son inevitables, y saber elaborarlos es todo un camino. Porque mi egoísmo y el de los demás entorpecen y hasta pueden bloquear las relaciones. Con el tiempo hay que aprender el secreto: volver cada día al fundamento y fuente del don que sólo es Dios.
Cuesta esta sabiduría: “Dios nos da hermanos, nos hace hermanos, sufrimos y gozamos como hermanos, para lo único necesario en el cielo y en la tierra, amar”. (Javier Garrido, Mirada de hermano)
Todo el libro está lleno de interesantes reflexiones sobre la fraternidad. Reflexiones que fácilmente se pueden extrapolar a cualquier comunidad, a la familia, o al ámbito variado de las relaciones humanas.